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Pon la mano sobre él,
    te acordarás de la lucha,
    y nunca más lo volverás a hacer.
No hay esperanzas de someterlo;
    con sólo verlo basta para atemorizarse.
10 Nadie es lo suficientemente valiente como para despertarlo;
    pero, ¿quién puede permanecer ante mí?

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